Quería escribir este post por dos grandes razones.

La primera, porque creo que es importante que hablemos de los tropiezos, miedos, incertidumbres, cosas no tan padres ni "luminosas". Para normalizar todo lo que sucede detrás y que muchas veces nos da vergüenza contar, admitir o hablar.

La segunda razón, es para recordarme a mí misma el camino andado y que pueda reconocer todo el esfuerzo que he puesto para seguir creyendo y creando.

~

Así que te cuento, que cuando comencé mi proyecto de Bichoraro tenía una lista de tres principales cosas que me daban más miedo y cada una fue sucediendo en ese orden:

  1. Que nadie se inscribiera.
  2. Que alguien se saliera a la mitad.
  3. Que a alguien no le fuera a gustar.

Lo primero fue en la semana antes de mi primer taller. Anuncié con mucha emoción toda la información y pasaron los días y nadie se inscribía ni preguntaba. Así que me vine abajo, lloré y me sentí la persona más perdedora del mundo.

Pero dentro de toda esa tristeza hubo algo totalmente nuevo para mí y es que, a pesar de todo; seguía creyendo en mi proyecto. No sabía cómo lo iba a lograr pero tenía la certeza de haber creado algo muy bueno e iba a seguir luchando por esto. Lo cual, era un sentimiento que jamás me había sucedido. Pues yo solía huir, esconderme y casi que pedir perdón cada que algo me avergonzaba.

Esos días de fracaso me ayudaron a enfrentar mi miedo más grande y a seguir creyendo en mí. Y fue hasta ese momento que las personas se empezaron a inscribir como por "arte de magia".

Luego, dando mi primer taller, sucedió lo segundo en mi lista al tener la primera baja de persona al comenzar la segunda semana del curso. Y con esto entendí que está bien no ser para todos y eso no significa que no esté poniendo todo mi empeño. Que hay cosas que puedo cambiar y habrá otras que no van a estar en mis manos. Sí, hay que analizar los porqués y mejorar lo que se pueda, pero también comprendí que no a todos les va a gustar lo que haga y está bien.

Este sentimiento de rechazo es algo que me ha costado toda mi vida por mis propias heridas y, por lo mismo, siempre me he exigido mucha perfección. Pero es sumamente agotador e imposible querer agradar a todo el mundo. Así que con este reto me volví a sentir orgullosa de mí misma, porque en lugar de irme para abajo me enfoqué en todas las demás personas que estaban felices en este barco y, además, gozándolo igual que yo.

Y con todo esto, acepté y abracé mi último miedo que era que a alguien no le fuera a gustar mi proyecto. No miento, claro que es difícil y más cuando es algo que amo tanto y que hice con tanto cariño y esfuerzo. Pero cada vez lo asimilo mejor y ahora me detengo antes de destruirme con juicios y exigencias hacia mí misma. Porque he aprendido a ser compasiva.

Así que hoy puedo ver lo que soy y lo que doy sin exigirme perfección y me permito ser vulnerable, sincera y auténtica. Ya no quiero cambiarme por cada crítica o rechazo. Porque ahora puedo ver y reconocer todo lo que brindo a la mesa.

Por todo esto, es que siempre digo que este proyecto vino a sanarme a mí primero y con cada grupo y persona aprendo algo nuevo y siento más fuerte a mi Bichoraro que me guía y me reconforta.

Entonces, sucedió todo lo que temía y seguirá pasando; que no se inscriban, que no les guste, que se salgan a la mitad y muchas cosas más. Pero también pasará todo lo padre, todo lo bueno, toda la enseñanza, toda la ilusión y la felicidad.

Estoy lista.

~

CONOCE SOBRE EL TALLER:
"Reconoce tu auténtico ser y libera tu potencial"

~

Suscríbete al Newsletter

Para recibir notificación de cada nuevo artículo escrito en el blog, avisos y actualizaciones del taller. Y que puedas formar parte de este ecosistema como un gran Bichoraro.