Estos meses he estado viendo The Office con mi novio-esposo y me ha dejado con varias cosas que pensar, sobre todo al rededor de la felicidad y cómo lo ordinario esconde gran parte de los detalles hermosos y divertidos de la vida pero los dejamos pasar o los damos por sentado. Y ya sé que sobre este tema se ha hablado mucho al respecto que hasta parece cliché pero, aún así; vengo a dar mi punto de vista (y mil años tarde, como siempre).
Antes, regresaré de nuevo a The Office, pero te advierto que si eres alguien como yo que vivía debajo de una piedra sin verla: no sigas porque habrá spoilers y yo no sé qué sigues haciendo aquí sin verla.
Dicho esto, continuo enfocando mi debraye en el personaje de Jim, el cual es una persona bromista, sencilla, inteligente y con mucha capacidad, en un trabajo "mediocre", donde es un simple vendedor de papel. Jim, pasa la mayor parte del tiempo jugándole bromas a su colega "archienemigo-mejoramigo" Dwight (que es tooodo un personaje -mi favorito, junto con Michael- y que tendría que detenerme a hacer otro análisis sólo de ellos porque son dos de los personajes que, aunque no lo parezca; tienen más claro qué hacen ahí, quiénes son y lo que quieren. Y, curiosamente, son los personajes más infantiles). Pero sigamos concentrándonos en Jim.
En las primeras temporadas, gran parte de la trama es la historia de amor entre Jim y la recepcionista Pam, con la que también se la pasa bromeando y tienen todo un lenguaje entre ellos. Esa historia de amor "se resuelve" relativamente rápido. Jim le propone matrimonio en una gasolinera, luego de que su plan romántico original no funcionara. Luego, se casan de la manera más chingona y espontánea (mi capítulo favorito) y tienen 2 hijos.

Claro que se pudo haber acabado la historia ahí, con un "y vivieron felices por siempre". Pero todos sabemos que hacemos más compleja la vida y las relaciones. Y es aquí donde entra mi verdadera reflexión, porque Jim se empieza a perder a partir de que se siente estancado y busca un nuevo trabajo que, a primera instancia; parece que es "el trabajo de sus sueños" porque trata sobre el tema que le interesa, es uno de los socios mayoritarios, en una oficina "cool", peeero -porque siempre hay peros, sepámoslo y asimilémoslo- es en otra ciudad, lejos de su familia, estando estresado todo el día porque, ahora, sólo vive para trabajar. Ya no es el Jim bromista que se divierte en la oficina con todos esos singulares personajes y que se siente la persona más afortunada del mundo.

Esta situación me deja con varias preguntas sobre la vida, las expectativas, lo que queremos y lo que realmente nos hace feliz: ¿qué tal que esa vida "mediocre" me fascina, qué tal que yo no sueño en grande, qué tal que mi mayor tesoro en la vida son las relaciones que me importan, que tal que ese trabajo "insignificante" es lo más divertido y lo que me ha dado tantas cosas, qué tal que no tengo que tenerlo todo, qué tal que mis sueños caben en una cajita, qué tal que no soy nadie importante ni famoso pero soy un gran personaje en mi propia historia, qué tal que no, que tal que sí...?
Desde la escuela, nos han enseñado que tenemos que ser buenos en todo, dar el ancho en todas las materias, estudiar en "la mejor" Universidad, aspirar a tener un trabajo "importante" y, básicamente ser el #1 en cada unos de los aspectos de la vida y que, JAMÁS, ni por error; se te ocurra conformarte. Pero, seamos sinceros: ¿cuántos cumplen esas grandes expectativas siendo realmente felices? No quiero reducir esta reflexión a un argumento simplista de novela de "si eres rico y famosx no eres feliz y si no tienes dinero es porque eso no te importa", porque por ahí no va mi enfoque (que a este punto ya ando más perdida que tú...soooorry).

Así que, ya mejor concluyo diciendo que está bien si tu sueño no es (o sí es) llegar hasta la cima. Y que esa cima puede ser el Everest o el cerro afuera de tu casa. Que no tienes que estar saciando esa sed infinita, absurda e insuficiente de "¿y qué más sigue?", porque qué tal que mañana no sabes pero hoy es perfecto. Que tal que hay espacio y mundo para vivir vidas sencillas y ser alguien en tu historia. Que puedes tener todo lo que TÚ quieres; en tu propia escala, con tus propias reglas y decisiones que abarcan también las renuncias de lo que no es para ti. Porque aún creyendo que "lo tienes todo", te pueden faltar muchas cosas y está bien. Que no tienes que ser nadie más, ni cumplir sueños ajenos y que puedes estar en el trabajo más "insignificante", rodeadx de puros bichos raros igual a ti y ser completa y sinceramente feliz. Y que la felicidad no es un solo estado de ánimo, sino que abarca la perspectiva completa de todas las emociones y sentimientos, subidas y bajadas de la vida; tu vida.

Pd. Nada fue lo mismo sin ti, Michael "world's best boss" Scott.
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